domingo, 16 de octubre de 2011

LOS ALL BLACKS A LA FINAL


Por fin, los All Blacks llegan a la final de un mundial desde el 95, el de Invictus, se repite la del 87, en la que lograron su único mundial.
Solo hubo un equipo en el campo, el neozelandés, con un Eden Park de Auckland abarrotado y volcado con los All Blacks, éstos doblegaron en todas las fases a los australianos, cuya delantera y línea de tres cuartos fue avasallada, pero, sobre todo, fueron inferiores en la dirección del juego. Los locales Weepu, Cruden y Dagg estuvieron muy por encima de Genia, Cooper y Ashley-Cooper, que no supieron encontrar el ritmo ni la forma de superar la gran defensa de sus rivales, además de tomar decisiones desacertadas. Si los kiwis no hubieran fallado a palos la derrota hubiera sido mas escandalosa.
Los locales salieron enchufados en los primeros minutos, desarbolando a sus rivales que además no estuvieron bien en los placajes en ese arranque de encuenro. Así llegó el ensayo de Ma'a Nonu, tras una jugada de Israel Dagg. Un golpe de Piri Weepu antes de cumplirse el primer cuarto de hora, después de haber fallado la conversión del ensayo y otro golpe, abrían las primeras diferencias serias.
Los 'Wallabies' empezaron a entrar en el el encuentro. Una contragolpe de O'Connor estuvo a punto de ser culminado por Digby Iaone. Los 'All Blacks' en defensa no iban a dar concesiones.
O'Connor aprovechó un golpe de castigo forzado por su delantera. Weepu no pudo responder con otro golpe, pero entonces emergió la figura del apertura Aaron Cruden para devolver la ventaja con un certero drop. El mismo arma que utilizó un desacertado Quade Cooper para reducir de nuevo diferencias a los 30 minutos. Fue la última vez que se movió el marcador Wallabie. Weepu devolvió la ventaja de ocho puntos a los 'All Blacks' con su segundo golpe que dejaba el 14-6 al descanso.
En la segunda parte, Australia siguió sin verlas venir, físicamente iban de mal en peor y los All Blacks aumentaron diferencias con el tercer golpe de Weepu a los dos minutos. Después, otro golpe del medio melé, sentenció el encuentro.

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