VRAC y Santboaina ponían en juego la Supercopa en un partido muy desigual. Los queseros con la
plantilla más completa del rugby español en los últimos tiempos. Enfrente una Santboiana con muchas dudas en su inicio liguero tras perder poderío económico y potencial deportivo con la marcha de jugadores claves la pasada temporada como Liam Mitchell, Matenga Baker o Moreschi.
El partido arrancó marcado por la rotación en el XV quesero de Diego Merino, que lució profundidad de banquillo tirando de jugadores menos habituales. Destacaba la presencia de los hermanos Blanco en la primera línea y la de Fleki en la posición de apertura, con Griffiths de 12, como en la final de la pasada Liga.
La primera parte fue embarullada en las zonas de conquista y la Santboiana aprovechó ese desorden para adelantarse con dos golpes transformados por Albert Millán. El tractor del VRAC no tenía fluidez y los catalanes apostaban por la posesión, arriesgando a la mano incluso en su 22. Pasaban los minutos y los locales no acababan de afianzar su juego de delantera, aunque en una acometida lograron reunir a la defensa en el eje y abrieron rápido para que Guille Mateu posase el primer ensayo. La mala noticia es que la conversión le costó a Gas una lesión muscular.
Segundos después un maul catalán terminaba en ensayo de Ragazzi. El VRAC estaba dormido y la agresividad de los de Williams sacaba rendimiento. Se llegaba rápido a la 22 rival gracias a las apariciones del sudafricano Bell en los locales y al despliegue de la tres cuartos en los visitantes. El 13-13 a la media hora de partido se antojaba poco premio para una Santboiana valiente. Una igualdad que duró poco, ya que a los 34 minutos el zaguero local posaba el segundo ensayo quesero y Fleki pasaba la conversión (20-13). Pese a la irregularidad, el poderío de los vallisoletanos se imponía a las ganas de los del Baldiri Aleu, que en la primera parte forzaron numerosos errores locales, entre ellos tres retenidos. Pese a ello, el VRAC era demasiado toro para esta Santboiana sensiblemente disminuida.
La segunda parte comenzaba igual. El VRAC tenía la pelota, pero no tenía ritmo en los medios, con Morchón y Fleki desconectados. En los puntos de encuentro los visitantes llegaban antes al apoyo en el ruck y la defensa heroica de los catalanes salvaba las llegadas a 22 de los queseros. El partido dependía de la capacidad de sufrimiento de los de Williams y de la paciencia de un Quesos muy errático en la 22 contraria. Paila coronó una melé con un ensayo cuando los catalanes ya perdían fuelle. Además, sin posesión en ataque se les hacía muy complicado seguir vivos en el partido.
Una patada de Millán acercó a los visitantes (27-16), pero el paso de los minutos y el fondo de armario del Quesos iba apuntalando el partido del lado local. El final del encuentro vino a constatar que en el rugby español hay dos velocidades, la de los equipos profesionalizados como VRAC, El Salvador y Alcobendas y la del resto de clubes ya sean pseudoprofesionales como Santbiana, Ordizia, Gernika, Independiente, Cisneros o FC Barcelona, o más amateurs como Getxo, Hernani o Ciencias.
Los ensayos de De la Lastra, Paila y Sanz cerraron el marcado final (46-23), confirmando el favoritismo de un VRAC que a medio gas suma su séptima Supercopa. Un resultado que no debe esconder la irregularidad local y la buena primera hora de los catalanes, a los que se les agotó la gasolina, además de echar en falta a jugadores de mayor rango en delantera y en los centros. El VRAC conquista el primero de los tres títulos que debería sumar al final de temporada, junto a Liga y Copa, dada la profundidad y calidad de su plantilla. Cualquier otra cosa sería una sorpresa.
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